La escena culinaria de Nueva York es una de las más vibrantes y diversas del mundo. Con una mezcla ecléctica de cocinas de todos los rincones del planeta, la ciudad ofrece una experiencia gastronómica capaz de satisfacer cualquier paladar y presupuesto. Desde restaurantes con estrellas Michelin hasta carritos de comida callejera, Nueva York es un verdadero paraíso para los amantes de la comida. Cada vecindario tiene su propia identidad culinaria, influenciada por las comunidades locales que residen allí, convirtiendo la exploración de la ciudad en una aventura gastronómica constante, donde cada esquina puede ofrecer una nueva sorpresa culinaria.
Aquí los rincones gastronómicos que recorrí en mi viaje a “La Gran Manzana”:
Daniel: elegancia y sabor
Nuestro primer destino fue Daniel, el epítome de la elegancia y la alta cocina. Como restaurante de dos estrellas Michelin, Daniel ofrece una experiencia gastronómica sofisticada que combina la tradición culinaria francesa con innovación moderna. El ambiente irradia un sentido de opulencia, decorado con detalles exquisitos y un servicio impecable. La cocina está liderada por el chef Daniel Boulud, reconocido por su dominio de la cocina francesa. El menú destaca ingredientes de temporada y técnicas artesanales, presentando platos que son visualmente impresionantes y ricos en sabor. Optamos por el menú de degustación de 5 platos, el cual te permite elegir entre 4 opciones para cada plato por $234 por persona. También incluimos el maridaje de vinos por $195, lo cual fue fantástico, ya que nos permitió probar desde un raro Grenache de Napa hasta un vino blanco siciliano de alta calificación.PUBLICIDAD
Empezamos con una presentación de Amuse Bouche de cuatro bocados pequeños. Incluía una tartaleta con habas y rúcula, una vieira frotada con hoja de sésamo y crème fraîche, un blini con anguila ahumada, mousse de foie gras y cacao, y una croqueta de garbanzos y alioli de anchoas. Todos increíblemente sabrosos y con sabores complejos. También nos recibieron con un servicio de pan, lo cual normalmente no mencionaría. Pero estos panes fueron excepcionales y la mantequilla, importada de Bretaña, Francia, tenía la cantidad perfecta de sal marina. Sin duda, la mejor mantequilla que he probado.
El primer plato fue el langostino de Noruega con melón de California, tapioca “Tuile” de limón-Omaní y vinagreta de calamansi-madreselva. El langostino pochado estaba espectacular y equilibrado con el crujiente de la tapioca. El melón balanceaba bien la acidez de la vinagreta. Realmente disfruté este plato.
Seguimos con el fricasé de langosta con maíz dulce de Idaho, pasta “zucca”, capuchina y “salsa corailée”. En realidad, este plato no era un fricasé, es más, no tenía nada que ver con el fricasé. En su lugar, era una pasta rellena de langosta y rodeada de trozos de langosta. Un plato sólido, pero no destacado.
El tercer plato fue halibut de Nueva Escocia con cebada morada, burrata, puré de guisantes y emulsión de curry. El puré de guisantes, con un toque de limón, era muy delicado. El pescado estaba perfectamente cocido. No podía saborear la burrata en la salsa y la emulsión de curry era muy suave, pero todo se mezclaba maravillosamente.PUBLICIDAD
Luego probamos la gallina de guinea de Pensilvania rellena de foie gras, servida con albaricoque asado, colirrábano estofado y mermelada de diente de león silvestre con salsa Sauternes Au Jus. La complejidad era increíble. Había tantos sabores en competencia, pero todo funcionaba en armonía. Esta fue la estrella de los cinco platos.
El quinto plato fue el postre. Me recomendaron el helado de cereza geranio, granizado de cereza agria mochi y leche condensada. Estaba bien, pero tenía un sabor floral fuerte, probablemente debido al helado de geranio, que era abrumador.
No debe sorprender que el personal de servicio en Daniel es excelente y te hace sentir muy cómodo y no pretencioso, lo cual podría haber sido fácilmente. Definitivamente, fue una experiencia de lujo.
Cosme: un viaje de sabores mexicanos
Nuestra siguiente experiencia culinaria fue Cosme, clasificado en el puesto 99 de los 100 mejores restaurantes del mundo. Propiedad de Enrique Olvera, el mismo dueño de Pujol en Ciudad de México, actualmente número 33 en la misma lista, se pueden sentir las similitudes, aunque las experiencias sean radicalmente diferentes. Gustavo Garnica, el chef, nos deleitó desde el primer plato.
Comenzamos con el Hiramasa, similar a un sashimi, servido con chile piquín, chintextle de chicatana (una pasta hecha de hormiga), aguacate y berros. Picante y delicioso, los sabores estaban perfectamente mezclados.
El siguiente plato fue el Softshell crab con sikil p’aak y acedera. El cangrejo de caparazón blando era hermoso tanto visualmente como en el paladar. Servido con espuma de cangrejo y tomates amarillos, la salsa era increíblemente sabrosa, con un toque de limón y cremosa.PUBLICIDAD
Luego probamos el tamal de maíz amarillo con huitlacoche y queso cotija, adornado con flores de maíz y hierbas mexicanas. La consistencia era delicada, cremosa y ligeramente picante. Acompañado de una ensalada de huitlacoche, que aunque parece maíz quemado, es en realidad un hongo que crece en el maíz.
El plato principal fueron las carnitas de pato con cebollas, rábanos y cilantro, perfecto para compartir. El pato estaba perfectamente crujiente, pero al mismo tiempo se derretía en la boca. Estuvo muy sabroso, aunque un poco más de sazón no le hubiera venido mal. Se sirvió con tortillas de maíz y dos salsas: una de tomatillo con aguacate y otra hecha de tres chiles.
El postre fue un merengue hecho de hojas de maíz y relleno de mousse de maíz amarillo y crema batida de vainilla. La mousse ligeramente salada era una perfección cremosa, contrastada con el crujiente merengue dulce… una combinación perfecta.
En menos de una hora y media estábamos fuera, un ritmo rápido, no una comida relajada como en Pujol, aunque la comida fuera igual de impresionante. Estaba lleno y ruidoso, a veces era difícil escuchar a los meseros, pero en general, el lugar tiene un gran ambiente y sirve una excelente comida mexicana de alta gama.
Double Chicken Please: creatividad y diversión
Double Chicken Please tiene un nombre peculiar que encaja perfectamente con su ambiente único. Fue una de las paradas más divertidas de mi visita y la que más esperaba. Se reconoce como el segundo mejor bar del mundo y el número uno en América del Norte, y ahora entiendo por qué. Conseguir una reservación aquí es todo un logro, ya que es la más cotizada de Nueva York. Por eso, llegamos una hora antes de la apertura y aun así teníamos tres grupos delante.PUBLICIDAD
Dentro, nos recibieron dos barras: una en el frente, que ofrece cócteles premezclados y aperitivos ligeros, y la otra más formal y refinada llamada “The Coop”. Nos aseguramos los mejores asientos en “The Coop”, justo en la barra para poder observar a los bartenders preparar las bebidas, una experiencia fascinante por sí sola.
Los cócteles son interpretaciones líquidas de comidas y el menú se divide en aperitivos, platos principales y postres. Empecé con el “Japanese Cold Noodles” de la sección de aperitivos. Era una delicia, tan parecidos a la esencia de fideos que me sorprendió. El toque de aceite de sésamo les da un sabor único que te golpea desde el primer sorbo. Es el trago más interesante y complejo que he probado.
Luego probé el “Mango Sticky Rice” de los platos principales. Este coctel no cumplió mis expectativas. El sabor del ron era dominante, y apenas pude distinguir el sabor a mango y arroz. Al final, dejaba un sabor quemado que no era de mi agrado. Sin embargo, el cóctel “Key Lime Pie” de la sección de postres fue perfecto: sabía exactamente igual que la tarta real.
No podíamos irnos sin probar algo de comida, ya que son conocidos por sus sándwiches de pollo. Pedimos el nuevo sándwich Mochi Donut y valió la pena. Imagina una pechuga de pollo frita entre una dona de mochi, rellena de piña encurtida, habanero, cilantro y fresa. Este sándwich golpeó todos los sentidos. A veces esta clase de creatividad puede resultar en un fracaso, pero no en este caso. Este épico sándwich de pollo es un deber absoluto. Si están en Nueva York, vale la pena esperar para probar este nivel de creatividad.PUBLICIDAD
Upside Pizza: un clásico de la comida callejera neoyorquina
No se puede visitar la Gran Manzana y no disfrutar de comida callejera. Con eso en mente, nos topamos con Upside Pizza en Times Square por casualidad después de ver un show de Broadway y resultó ser un verdadero hallazgo.
Probamos su pizza de pepperoni y la de champiñones y salchicha. Ambas impresionaron con su masa fina y crujiente y los ingredientes frescos. El local es pequeño, pero impecablemente limpio, y ofrecen un espacio limitado para pararse mientras disfrutas de tu pizza. Los empleados fueron amables y serviciales.
Upside Pizza es uno de esos lugares que te hace preguntar si existe el concepto de “la mejor pizza”. En Nueva York, esa discusión puede volverse tan intensa como el tráfico en la Sexta Avenida. Aunque, no me aventuraría a decir que es la mejor opción en esta ciudad de infinitas posibilidades, es una excelente elección.
En resumen, Nueva York es como una fiesta de sabores. Siempre te sorprende con algo nuevo. ¡Ojalá tuviera más tiempo para seguir explorando!
The Queen's Critique 
2 responses to “El épico sándwich de pollo que debes probar si estás de visita en Nueva York”
Marian que bonito escribes y que chevere que estas haciendo esto, es una maravilla! Te felicito Abrazote Te quieroPSent from my iPhone
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Que bueno que lo disfrutaste. Un abrazote!!
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